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Mi profesor ~ Capítulo 44

Mi profesor 
_ Hasta hace una semana eras novia de Jorge – dijo Lorena desconcertada – Eso fue lo que me dijiste cuando hablamos.
_ Es que así es el amor: te llega cuando menos lo esperas – explicó la muchacha – Y pues, con Jorge ya terminé.
_ Pero, aún no nos has dicho quién es el otro muchacho – señaló la abuela sin cambiar su forma de mirar hacia su nieta.
_ No seas tan curiosa, abue – respondió Rose sonriendo – Solo espérate a que todo este listo en la relación y cuando sea el momento indicado te presentaré al galán, sí? Buenas noches – se despidió evitando con ello comentarios – Con permiso – añadió luego de besar la mejilla de la anciana.
_ Te vas a dormir, verdad? – preguntó esta última – Recuerda que el permiso del internado fue solo por hoy – indicó a lo que Rose asintió sonriendo a la vez que subía las escaleras hacia su habitación – Claro que no va ha dormir – murmuró la abuela y a ello, Lorena asintió sonriendo levemente. Conocían muy bien a la joven pues cuando esta entró a su habitación, tomó el teléfono para discar un número rápidamente…
_ Aló? Qué estabas haciendo amor? – preguntó Rose echándose en su cama mientras abrazaba su almohada.
_Pensando en ti – contestó Johnny que no pudo evitar sonreír al escuchar la voz de su alumna – Y tú? No deberías de estar en el internado? – cuestionó luego de verificar en su celular que la llamada era de la casa de la joven.
_ Pues sí pero mi hermana llegó de viaje y mi abuela pidió permiso y, así pude salir temprano – explicó – Oye, y luego, qué piensas hacer?
_ Seguir pensando en ti – respondió Johnny.
_ No seas gracioso – exclamó Rose riendo – Me refería a que podemos aprovechar que estoy fuera para vernos, qué te parece?
_ Que ya es algo tarde y dudo mucho que te dejen salir – indicó.
_ Tú solo ven por mí – dijo Rose – Lo del permiso corre por mi cuenta. Te espero, sí? Te amo – se despidió colgando rápidamente, de esa manera Johnny no colocaba objeciones. Habrían pasado cuarenta minutos cuando el motor de la motocicleta se escuchó fuera. La muchacha de limpieza le ayudó a Rose a burlar tanto a su padre como a su abuela y hermana que se encontraban en la sala de la casa. Ellos no le habían tomado importancia al ruido provocado por el vehículo de Johnny así que no fue difícil el que la muchacha se marchara con él en menos de tres minutos.
_ Por qué ese “vámonos rápido”? – preguntó Johnny mirando de reojo a Rose que se aferraba a su cintura – Saliste sin permiso, no?
_ Realmente debo contestarte eso? – rió la muchacha antes de besar dulcemente la mejilla del profesor que esbozó una sonrisa. Continuaron el camino hasta llegar a la cabaña de Johnny – Alguien estuvo aquí? – preguntó Rose al observar los dos vasos sobre la mesa del pequeño comedor.
_ No – respondió Johnny evitando la mirada de la muchacha que le restó importancia al asunto – Y bueno, qué quieres hacer? Tenemos solo dos horas – indicó.
_ Por ahora solo quiero abrazarte – dijo Rose – Estar a tu lado y esperar a que corra el tiempo – añadió aferrándose al cuerpo del profesor mientras este la rodeaba con sus brazos para depositar un beso en su frente – Qué es eso? – preguntó Rose al divisar una pequeña bolsa junto a un adorno en la ventana.

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