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Mi profesor ~ Capítulo 52 final

Mi profesor 
Una tras otra subió para recibir por unos cuantos segundos un merecido aplauso por el tiempo de dedicación. Dejaron el final para Silvia quien fue la que tuvo el mejor desempeño durante aquel año y por ende, los aplausos en pie y con gritos prodigando su nombre no se hicieron esperar.
_ Rose – se le acercó Jorge a la muchacha distrayéndola por un momento de la euforia en la que se veía envuelta con sus amigas – Felicitaciones, por fin eres libre – indicó él sonriendo a la vez que tomaba la mano de la muchacha- Y supongo que ahora que Johnny está disponible, regresarás con él – murmuró el muchacho pidiéndose a sí mismo que Rose negara la afirmación pero ella se lo confirmó con un asentimiento – También te felicito por eso entonces. Uno debe aprender a perder, no?
_ No digas eso – dijo Rose – Siempre has sido muy importante para mí.
_ En fin! – exclamó él confundiendo a la joven por su cambio drástico de ánimo – Yo tengo que irme, tengo un vuelo que me espera…
_ A dónde te vas?
_ Tengo una beca para estudiar cine en Londres así que si alguna vez se te ocurre dar una vuelta por allá, no dudes en visitarme porque no te lo perdonaría – indicó él soltando la mano de Rose para abrazarla fuertemente – Mucha suerte en todo y no olvides que eres muy especial para mí – añadió besando la frente de ella sin esperar respuesta, era conciente de que el momento era duro para él y escuchar alguna frase por parte de la joven resultaría ser aún mas doloroso para él así que se marchó acompañado por sus amigos que lo despidieron en la puerta del salón.
_ Estás bien? – preguntó Johnny acercándose a Rose al percatarse de su mirada perdida.
_ Sí – respondió ella – Solo me siento culpable conmigo misma…hubiera querido sentir algo por Jorge en algún momento para no haberlo lastimado.
_ Dudo mucho que lo hayas lastimado – contestó el profesor en lo que muchacha empezaba a concentrar sus sentidos en él – Y…disculpa que te cambie el tema pero…he estado esperando gran parte de la noche para entregarte algo – indicó retirando uno de los tres anillos que adornaban su mano – Quiero que lo conserves – empezó a hablar entregándoselo a Rose – Como símbolo del amor que sentimos el uno por el otro – explicaba en el momento en que las muchachas empezaban a tomar atención a lo que sucedía entre la pareja – No te pediré en este momento que nos casemos porque…
_ Ninguno de nosotros cree que el matrimonio es símbolo del amor perpetuo.
_ Así es – respondió Johnny riendo – Pero quiero que estés completamente segura de que siempre serás lo mas importante para mí – susurró abrazando el rostro de la muchacha con sus manos sin que ella lograse resistir el besar los dulces labios del profesor que accedieron inmediatamente al momento. De pronto, una tos hecha a propósito los interrumpió obligándolos a separarse – Señor, yo..- titubeó Johnny al darse cuenta de que se trataba del padre de Rose.
_ No digas nada – respondió él con una leve sonrisa en los labios – Acabo de enterarme que pensabas sacrificar lo que sientes por mi hija para hacer feliz a una muchacha que, creías, era agonizante – indicó mientras la pareja esperaba angustiosa el veredicto – Un hombre así solo merece mi respeto y, nadie mejor que tú para acompañar a mi hija – agregó estirando su mano en tono amable, Johnny, sin esperar, estrechó su mano con la de él recibiendo de esa manera la aprobación para iniciar la relación con Rose que parecía no esperar mas para el día de su creación por…segunda vez. Bailaron durante toda la noche en compañía de Marta, Silvia, Deziré y Anna como si la maña siguiente se acabara el mundo pero, no fue así pues con los primeros rayos que avisaban el amanecer la motocicleta del profesor salió por la puerta principal del internado llevando tras él a Rose que se aferraba a su cintura con una dulce sonrisa en los labios, dejando atrás el edificio en que sus miradas se cruzaron por primera vez en medio de un clima turbio donde la muestras de amistad y amor, se fueron enriqueciendo con el día a día.

[ Y llegamos al final de la fanfics "Mi profesor", espero que les haya gustado deppras :D mañana comienzo a subir una novela nueva! y GRACIAS a todas las que leyeron y tildaron en "Lo leí" o mejor aún, dejaron un comentario. Espero que les haya gustado!! Samy]

Mi profesor ~ Capítulo 51

Mi profesor 
_ Romina, yo lo último que quiero es hacerte daño – murmuró la muchacha.
_ Me quitaste lo único que tenía – respondió Romina – Espero que seas feliz – agregó pero, en el mismo instante en que ella dio vuelta para dirigirse a la salida, escuchó su voz en cada rincón del salón “Soy mas inteligente de lo que crees y, si inventé esa enfermedad fue solo para a Rose de Johnny y, sabes qué? Ya lo conseguí. Mas pronto de lo que te imaginas seré la señora Depp así que puedes venir a recoger tu estúpida corona y llevársela a Rose que seguramente morirá de la pena cuando le envíe la invitación de mi boda. Adiós”….los murmullos se mezclaban con la respiración agitada de Romina que logró distinguir a Diana en el escenario con una sonrisa burlona en los labios. Quiso dirigirse para golpearla y así descargar toda la ira que llevaba dentro pero de un momento a otro sintió como una bofetada la dejaba aturdida, era Marta que indignada había optado por darle de esa manera su merecido. Romina dio vuelta a ella pero, sin querer, sus ojos se encontraron con los de Johnny, unos ojos fríos…
_ Cómo fuiste capaz? – cuestionó él. Aquello fue suficiente para la mujer, salió huyendo en medio de las pifiadas de las chicas del internado que conocían la historia y de la lluvia de servilletas sucias que las parejas de ellas habían terminado de usar.
_ Por qué hiciste eso? – le preguntó Emma que había corrido hacia Diana.
_ No puedo ser siempre la mala de la historia, no? – respondió – Además, fue genial ver el rostro de Rose cuando Romina llegó y las lágrimas de esta al irse – añadió riendo.
_ Silencio – decía el director frente al micrófono luego de que ambas alumnas habías descendido del escenario – Calmémonos todos, por favor – añadió tratando de silenciar los comentarios – Estamos aquí para celebrar el final de los años de convivencia entre…
_ Cállate! – gritó una anciana apareciendo en tras él justo en el momento en que la gente creía que no podía haber mas sorpresas – Distinguido público – empezó a decir ella arrebatándole el micrófono al sumiso director – quiero pedirles disculpas por esta interrupción. Quien les habla es la dueña del internado en el que cada una de sus hijas ha venido desarrollándose durante estos años. Me mantuve en el anonimato hasta el día de hoy en que veo obligatorio de mi parte el llevar hasta las últimas consecuencias un muy penoso asunto. Acaban de llegar a mis manos los documentos en los que se prueban los fraudes y malos manejos que el director ha hecho durante este tiempo en la administración…
_ Eso es falso! – interrumpió el director – No es cierto, mi reputación es…
_ No tiene caso que sigas fingiendo – indicó entregándole los documentos que llevaba en la mano – Aquí están las pruebas para que te quedes en la cárcel por los años que te quedan!
_ Qué…- exclamó cuando dos policías llegaron para tomarlo por los brazos – Suéltenme! Suéltenme! Aquí hay una equivocación, suéltenme! – gritó antes de sacarlo en medio de los aplausos de las chicas que veían como se alejaba el hombre que tanto las había atormentado durante ese tiempo.
_ Espero que disculpen este penoso incidente y si ustedes me lo permiten, quisiera dar inicio a la entrega de diplomas – dijo la anciana obteniendo como respuesta el aplauso de los padres que, a pesar de su desconcierto, prefirieron continuar con las festividades para no terminar por opacar del todo la graduación de sus hijas – Durante muchos años nos hemos enorgullecido de entregar a la sociedad señoritas con una excelente preparación académica pero, nuestro verdadero orgullo son las amistades que nacen generación tras generación. La educación y la amistad son dos poderosas armas que les permitirán enfrentar la vida y quiero felicitar a cada una de ellas porque sé que saldrán adelante y…profesor Depp – lo llamó a lo que Johnny acudió – me ayuda con la entrega de los diplomas?
_ Por supuesto – respondió él subiendo al escenario para tomarlos – Marta Capdevila – llamó él iniciando de manera oficial la entrega a las chicas que subían emocionadas para recibir aquel cartón que era el símbolo del fin para la época mas feliz de sus vidas.

Mi profesor ~ Capítulo 50

Mi profesor 
Pero, no del todo estaba en la razón Rose pues durante aquellos últimos días en que las chicas salían a los centros para encontrar el vestido mas acorde a los zapatos que acababan de comprar para su noche especial, Johnny no hizo sino discutir con Romina pues sus celos infundados estuvieron a la orden del día terminando por agobiar aún mas al fastidiado profesor que optó por no comunicarle de la graduación.
Era ya la noche de la última fiesta en el internado. Las muchachas llegaban en compañía de sus parejas, entusiasmadas por el pensar que los años de intenso estudio y disciplina por fin se acabaría para ellas, claro que…no todas estaban festejando el hecho de apartarse de la “disciplina”, fiel ejemplo era Marta que acababa de llegar con un vestido nada conservador mientras caminaba de la mano muy orgullosamente en compañía de Daniel que empezaba a ser aceptado por su madre luego que su padre intercediera por ellos.
_Tú sí que no tienes vergüenza – exclamó Silvia al ver llegar a la muchacha a la mesa que les habían asignado en el salón – Mírate como vienes – rió señalando el escote de Marta pero procurando que su novio no estuviera atento a la conversación.
_ Es el último día en esta prisión, no podemos dejar de festejar eso, no? – contestó Marta meneando la cintura al compás de la canción que sonaba.
_ Deziré! – gritaron todas al verla entrar en compañía de Hugh con una amplía sonrisa – Que bueno que hayas decidido venir – dijo Anna parándose aún con dificultad pero, esos momentos eran aprovechados por ella para comprobarse a sí misma que era capaz de dejar aquellas muletas.
_ Pues, es nuestro último día juntas, no? – contestó ella en tono melancólico.
_ Ya, ya, ya! – exclamó Rose acercándose al grupo – No nos pongamos sentimentales, dejemos eso para después – añadió distraída pues revisaba cada rincón del salón.
_ Sí! Lo importante es que estamos todas juntas como siempre lo planeamos – exclamó Marta entusiasta – Hey, hey! Muchachita, hazme caso! Qué tanto miras? – cuestionó a Rose que mantenía la mirada fija a un punto sin borrar la sonrisa de su rostro. Se trataba de Johnny, acababa de llegar y ahora notaba que un terno no se podía ver mejor en otro cuerpo mas que en de él.
_ Cómo estás? – preguntó él sonriendo al igual que Rose mientras los chicos se miraban entre sí – Ya sé que estás preciosa – hizo una pausa para observarla detenidamente a la vez que tomaba sus manos – Pero, quiero saber si estás…bien.
_ Estoy bien – respondió Rose mirándolo fijamente.
_ Y a nosotras no nos saludas, Johnny? – preguntó Deziré logrando sonrojarlo pues no había reparado en la presencia de las chicas. Rápidamente se acercó a cada una para depositar un beso en su mejilla.
_ Se ven muy bien juntos – le murmuró Emma a Diana refiriéndose a Johnny y Rose que se encontraban a unos pasos de ellos.
_ No será por mucho tiempo – respondió Diana con los brazos cruzados – Porque acaba de llegar uno de mis toques para esta noche – indicó observando como Romina subía las escaleras con un hermoso vestido rojo para terminar deteniéndose a unos pasos de la pareja que había entrado a la pista de baile a tanta insistencia de Rose – Espérame, ahora las cosas se pondrán buenas – susurró la muchacha escabulléndose entre los asistentes para subir al escenario y así poder hablar con el muchacho que tenía como función amenizar la noche.
_ Ahora entiendo por qué no apareciste en toda la noche – dijo Romina con los ojos llenos de lágrimas deteniendo con esa acción el paso de baile de las parejas que los rodeaban – Quise darte una sorpresa – explicaba con una clara mentira pues en realidad había sido Diana quien la había llamado – Pero parece que la sorprendida fui yo.
_ Ocurre algo? – inquirió el padre de Rose abriéndose paso entre ella y Johnny, este último retiró su mano del hombro de la muchacha al ver al hombre tras ellos.
_ No, no – respondió Romina – No pasa nada, es mas…yo ya me voy – añadió haciendo un ademán de dar media vuelta pero Rose la detuvo.

Mi profesor ~ Capítulo 49

Mi profesor 
_ Es que…por un momento pensé que era más inteligente que yo, pero no! – exclamó Diana luego de colgar el teléfono. Sonrió al recordar que cada conversación era siempre grabada por el director en su absurdo afán por controlar a cada alumna del internado – Vaya que tengo una estrella que me cuida todo el tiempo – indicó tomando la grabación para guardarla en el bolsillo de su buzo y, así como Romina se las ingenió para llamar a Diana, esta última se las ingenió para conseguir su dirección así que aquel fin de semana, siendo su última salida puesto que estaban a punto de clausurar el año, la muchacha se aventuró a casa de la novia de Johnny y luego de que esta abrió la puerta, entró sin ninguna invitación…
_ Oye! Oye, qué haces aquí? – gritó Romina tirando la puerta al reconocer a la alumna que se echó en el sofá con mucha comodidad – No tengo nada que hablar contigo, Diana así que lárgate!
_ Deberías ser mas amble conmigo, Romina. Recuerdas la conversación que tuvimos?
_ Sí – respondió fastidiada.
_ Pues, la grabé – dijo Diana quitándose los lentes oscuros que llevaba puestos para sonreír y gozar con la palidez en el rostro de la mujer al escuchar la noticia – Sabes qué nombre le voy a poner? “Lo que usted no sabía de Romina Capote – ironizó – Por un momento pensé que eras más inteligente que yo pero, no – hizo una pausa esperando alguna palabra de Romina pero ella estaba perpleja, con la mirada perdida – Ahora! – exclamó sin perder mas el tiempo – Como verás, estás en mis manos y lo único que me queda saber es, qué estarías dispuesta a hacer para que no le entregue la grabación a tu adoradísimo, Johnny?
_Nada – respondió Romina dándose vuelta – Porque no serías capaz de hacerlo.
_ Por qué no? – preguntó en tono burlón.
_ Porque odias tanto a Rose como yo y dudo mucho que quieres que ella sea feliz, o sí?
_ Pues, en tu lugar no estaría tan segura porque puede ser que en una de esas yo cambie de opinión además, Romi, es terrible lo que estás haciendo. Deberías decirme qué se siente tener a una persona contigo solo por compasión y, qué pasaría también si pasan los años y no te mueres? Uy, lo que dirían de ti! Además de perder a Johnny definitivamente – añadió acariciando el cabello de Romina.
_ Ya! Ya! Ya! – gritó esta última tomando el brazo de Diana con fuerza mientras esta reía – Ya te tuve demasiada paciencia! – indicó tomándola de la nuca – No te creo nada, lárgate de mi casa! – gritaba dirigiéndola hasta la puerta sin que la muchacha dejara de reír – Lárgate, lárgate! – gritó por última vez luego de sacarla y tirarle la puerta en la cara. Desconocía que aquella actitud había orillado a Diana a tomar una decisión de la que no se lamentaría, sabiendo que era una fanática de los malos momentos, en especial para aquellas personas que realmente la habían tratado de pésima forma como Romina.
_ Rose – exclamó Diana de forma amigable cuando la vio a la muchacha cruzar uno de los pasillos de la escuela.
_ Cánsate sí? No quiero mas problemas y mucho menos contigo – respondió Rose a la defensiva mientras cruzaba sus brazos.
_ No, claro que no – murmuró la muchacha – Solo quería saber si ibas a ir a la fiesta de graduación con Johnny porque planeaba invitar a Jorge y…
_ Sabes perfectamente que Johnny irá con Romina – interrumpió Rose – Si lo que pretendes es hacerme sentir mal pues…
_ No, Rose – se excusó Diana – Solo quería saber eso porque planeaba invitar a Jorge pero supongo que irás con él, no? – dijo ella sin que hubiera respuesta por parte de Rose pues la muchacha solo se ocupaba de observar cada uno de sus gestos – Bueno pero, espero verte en la fiesta. Será la última vez que nos veamos y aunque hayamos peleado durante todo este año, te extrañaré justamente por eso. Nos vemos – se despidió sin que Rose lograra comprender la razón del cambio de actitud repentino en Diana.

Mi profesor ~ Capítulo 48

Mi profesor 
No sería una sorpresa el revelar que desde aquel día Rose y Johnny se distanciaron, no porque uno estuviere molesto con el otro sino porque sentían que si permanecían mas del tiempo permitido en compañía, aquella absurda decisión tomada sería revocada por el profesor que a la distancia observaba como su alumna reía en compañía de sus amigas, sin saber que cada noche era consolada por Marta que se resistía a creer el imaginar a su primo caminando hacia un altar. Aquella noticia no tardó en llegar a los oídos de Diana que no desaprovechó la situación para fastidiar a Rose en cada oportunidad que se le presentara pero, luego de meditarlo bien al transcurrir una semana, creyó que también podría fastidiar a la novia de Johnny, aquella odiosa mujer que alguna vez le contestó de forma prepotente cuando intentó hablar con el profesor por su celular. Aquel mismo día Diana se escabulló en la oficina del director para hacer una misteriosa llamada que dio sus frutos al cabo de dos horas, cuando tocaron a la puerta de Romina que estaba en compañía de Johnny planificando la boda…
_ La señorita Capote? – preguntó el muchacho con un tablero en la mano. Luego de que ella asintió – Podría firmar aquí, por favor? – dijo entregándole el lapicero y así lo hizo la mujer sonriendo de manera inquieta – Es aquí, tráiganlo – indicó y de pronto, del auto de la florería descendió otro muchacho con una gran corona de flores que la dejaron junto a la puerta de la mujer que creyó desfallecer.
_ Johnny! Johnny! – gritó llorando cuando los muchachos se fueron luego de cumplir con su trabajo. El profesor salió corriendo por el horror de los gritos.
_ Qué sucede?
_ Mira…mira esto – respondió señalando la corona que intentó destrozar pero, fue detenida por Johnny que estaba desconcertado – Seguro fue Rose! Estoy segura que fue ella!
_Cálmate – le pedía Johnny tratando de que Romina apartara la vista del arreglo – Seguro fue una broma, una broma de muy mal gusto – enfatizó.
_ Fue Rose – continuaba repitiendo Romina buscando el consuelo de Johnny aunque, en el fondo sabía que aquella burda broma no podía nacer de aquella muchacha sino más bien de la prepotente joven que le gritó por el celular cuando no quiso comunicarle con Johnny. No fue difícil conseguir el apellido de Diana pues tomó la agenda de Johnny y llamó al internado haciéndose pasar por un familiar – Fuiste tú verdad, idiota? Tú me mandaste esas estúpidas flores – le increpó ni bien escuchó la voz de Diana al otro lado del teléfono.
_ Ay sí! – exclamó la muchacha al reconocer la voz de la novia de Johnny – Pero me quedé con una duda: te gustaron o no? – preguntó en tono burlón – Me dio tanta pena lo de tu enfermedad, por eso quise mandarte las flores…antes de que sea demasiado tarde; tú sabes! – exclamó riendo – Homenajes en vida, digo…lo que te queda de vida – susurró – Lo único que me da pena es que le dejarás el camino libre a Rose, no te da pena? Porque a mí sí. Mientras a ti te tragan los gusanos ellos van a estar disfrutando de lo más lindo…
_ No les daré ese gusto – interrumpió Romina – Y a ti tampoco. Porque no me voy a morir, tarada.
_ Pues, lo que yo sé es que tienes una enfermedad incurable – enfatizó – No sé cómo harás para salvarte de eso, Rominita.
_ No me subestimes, Diana – respondió Romina luego de una carcajada – Soy mas inteligente de lo que crees y, si inventé esa enfermedad fue solo para a Rose de Johnny y, sabes qué? Ya lo conseguí. Mas pronto de lo que te imaginas seré la señora Depp así que puedes venir a recoger tu estúpida corona y llevársela a Rose que seguramente morirá de la pena cuando le envíe la invitación de mi boda. Adiós- se despidió en tono irónico.

Mi profesor ~ Capítulo 47

Mi profesor 
_ No te pasará nada – decía Johnny tratando de calmarla – Todo estará bien – susurraba acariciando el cabello de Romina.
_ Claro que no! Nada estará bien! No tengo mucho tiempo de vida, Johnny – se quejó apartándose de él para levantarse del sofá y empezar a caminar de un lado a otro – Si por lo menos tuviera a una persona junto a mí…Si por lo menos te tuviera a ti pero, no es así! – gritó cayendo en la profunda desesperación nuevamente siendo auxiliada por el profesor que la abrazó fuertemente contra su pecho.
_ No estarás sola – le dijo – Yo estaré contigo. Sabes que siempre podrás contar conmigo y…
_ No es verdad – lo interrumpió – No es verdad – repitió secando sus lágrimas – Tú tienes a Rose y, en algún momento yo seré un estorbo para ustedes…No quiero ser eso, yo solo quiero estar tranquila los últimos meses que me quedan.
_ Meses? – preguntó Johnny frunciendo el ceño.
_ Sí – respondió cayendo en el suelo, sentada en él para ocultar su rostro entre sus manos – Eso fue lo que me dijo el doctor. Puedes decirme qué haré?
_ Estaré contigo – le susurró Johnny sentándose junto a ella para abrazarla buscando la calma sin entender aún del todo cuan sincera y triste había resultado ser esa frase para él pues cuando la mujer se marchó solo una idea daba vueltas en su cabeza provocando una maldita angustia en su ser, una angustia indescriptible que vio luz aquel fin de semana que Rose llegó a su cabaña a manera de sorpresa…
_ Johnny – dijo ella sonriendo al ver llegar al profesor en su moto – Te estaba esperando – indicó mientras lo abrazaba – Qué Pasa? – cuestionó la muchacha al sentir el triste suspiro de Johnny.
_ Rose – murmuró agachando la mirada.
_ Pensé que te daría gusto verme.
_ Necesito hablar contigo.
_ Qué sucede? – preguntó con algo de temor luego de oír el triste tono en la voz de su acompañante.
_ Rose – susurró Johnny agachando la mirada – Romina tiene un tumor cerebral que es prácticamente inoperable – agachó la vista para recobrar el aliento al sentir el desconcierto de la muchacha ante aquella explicación – Ella está condenada a muerte. Mira…Romina no tiene a nadie más que a mí – murmuraba mientras que la joven ya iba entendiendo la situación. Las lágrimas se asomaron en los ojos de Rose pero esta sonrió levemente tratando de contenerlas, aún así, siguió escuchando al profesor – He decidido…- susurró titubeante a la vez que su mirada huía de la de Rose – He decidido casarme con ella – concluyó de manera fría.
_ Casarte? – cuestionó Rose incrédula pues, conocía a Johnny y sabía que él pertenecía a ese reducido grupo de personas que no veían al matrimonio como un símbolo de amor perpetuo.
_ Te pido que me perdones – contestó Johnny con voz quebrada.
_ No – interrumpió Rose – Entiendo tu decisión. No puedo reprocharte que quieras hacer feliz a Romina en sus últimos días solo que…no entiendo por qué nos tiene que pasar esto – dijo ella rompiendo en llanto.
_ Rose – susurró Johnny acercándose a ella para abrazarle el rostro con sus manos – Te amo y nunca voy a poder…
_ Ya – interrumpió Rose una vez mas, apartándose de él – Creo que es mejor que me vaya, no? – dijo limpiándose las lágrimas mientras Johnny mordía sus labios por la impotencia – Pero quiero que sepas que a pesar de todo esto, te voy a seguir amando – añadió huyendo de la presencia del profesor.
_ Rose! – exclamó él tratando de detenerla en vano pues la muchacha subió rápidamente al vehículo donde el chofer ya le esperaba.

Mi profesor ~ Capítulo 46

Mi profesor 
Al día siguiente, estando ya en el internado, Rose acudió a la oficina de Johnny para avisarle que su padre estaba por marcharse luego de haber dejado una pequeña donación en la oficina del director como cada mes…
_ Señor Polo – exclamó Johnny, acompañado de Rose, alcanzándolo en la entrada del internado – Puedo hablar con usted, por favor? – dijo él cuando el hombre regresó en sus pasos hacia la pareja.
_ Por supuesto, Johnny – respondió él con una actitud un tanto mas amable con él – Qué sucede?
_ Mire…hubiera querido decírselo antes – dijo Johnny guardando las manos en sus bolsillos mientras Rose evitaba la mirada de su padre – Estoy realmente enamorado de su hija – indicó sin titubear a lo que el rostro del hombre empezó a encolerizarse aún sin creer lo que oía.
_ Qué? – gritó - Te has estado aprovechando durante todo este tiempo tu cargo de profesor para seducir a mi hija?
_ No – intervino Rose – No es lo que tú piensas, papá.
_ Amo sinceramente a su hija – añadió Johnny.
_ Jamás aceptaré que tengas algo con mi hija. Te quedó claro?
_ Señor pero…
_ Johnny – lo interrumpió Rose tomándolo de la mano cuando el padre de esta dio media vuelta – Mejor déjanos solos, yo hablo con él.
_ Está bien – balbuceó Johnny nada convencido – Con permiso, señor Polo – se despidió sin obtener respuesta.
_ Papá – dijo Rose acercándose a él a lo que el hombre volvió su mirada a ella – Realmente amo a Johnny, yo…
_ Rose – interrumpió el padre de esta en tono suave – Lo que ese muchacho hizo, es muy grave – enfatizó – No permitiré que te haga daño. Además, eres muy joven para saber lo que es el amor.
_ Pero yo de verdad lo quiero – dijo Rose.
_ Hija, ya hablaremos de esto en la casa, sí? – le dijo antes de subir a su auto. Rose observó como aquella única y última oportunidad de hablar aquel tema con su padre se marchaba en el auto. Sabía perfectamente que, ahora que tenía conocimiento de sus sentimientos para con el profesor las cosas no serían iguales. Lo mas seguro es que las verdaderas “prohibiciones” empezarían a llegar. No se equivocó. Aquel fin de semana que regresó a casa, la primera noticia que su padre le dio fue que desde aquel momento saldría acompañada solo por el chofer bajo el pretexto de que buscaba su seguridad en medio del peligro de la ciudad. Un pésimo pretexto, vale decir y aunque Rose intentó replicar la decisión, no fue escuchada.
Mientras tanto, Johnny aguardaba por la llamada de la alumna y algún indicio de que no había tenido algún tipo de enfrentamiento con su padre. En aquel instante, tocaron la puerta y súbitamente se levantó creyendo que se trataba de Rose pero al abrir se encontró con Romina…
_ Hola – la saludó él desanimado – Qué haces aquí?
_ Esperabas a otra persona? – preguntó Romina entrando sin ser invitada – Si es así, dímelo porque no quiero estorbar – añadió luego de dejar su bolso sobre el sofá.
_ No. No esperaba a nadie – respondió Johnny cerrando la puerta – Pero, aún no me has contestado qué haces aquí – indicó deteniéndose frente a la mujer que lo invitó a sentarse junto a ella. El silencio se hizo eterno luego de aquel comentario y peor aún el momento en que las lágrimas empezaron a rodar por el rostro de Romina – Qué sucede? – inquirió Johnny preocupado.
_ Me voy a morir – contestó ella agitada luego de percatarse de la expresión desconcertada en el rostro del profesor luego de aquella frase lanzada – Tengo…tengo un tumor y…no sé qué hacer. Me voy a morir, Johnny! – decía mientras sacaba torpemente el resultado de sus análisis guardados en su cartera para mostrárselo a su acompañante – Qué voy a hacer? No conozco a nadie! Solo te tengo a ti! Qué haré, Johnny? – gritaba refugiándose en los brazos del hombre que no podía creer lo que leía.

Mi profesor ~ Capítulo 45

Mi profesor 
_ Eso – murmuró Johnny apartándose de ella – Es algo que quería darte el sábado – indicó tomando el paquete para entregárselo a la muchacha – Compré dos – señaló mientras ella abría la bolsa que contenía una cadena con una medalla en ella – Una para cada uno – explicó mostrándole la medalla que él ya llevaba en el cuello – No es la gran cosa pero, espero que te guste.
_ Me encanta – exclamó Rose sonriendo – Puedes…colocármela? – preguntó dándose vuelta. El profesor se acercó para colgar la medalla en el cuello de la joven sin lograr evitar el oler el cabello de esta de forma muy dulce – Gracias – susurró Rose.
_ Marta me contó acerca de un video que…
_ Ah sí! – interrumpió Rose – Pero no te preocupes, la situación ya está controlada.
_ Ya lo sé – dijo Johnny – Eso me lo contó Deziré – indicó riendo – Quería pedirte la cinta para tener algo tuyo, poder verte cada vez que quiera cuando tengo que irme del internado al final del día.
_ Mañana te la doy entonces – respondió Rose.
_ Pero debemos tener mucho cuidado porque creo que el director ya sospecha algo.
_ Así sospeche, no tiene pruebas – replicó Rose entrando a la habitación de Johnny a lo que no tuvo más opción que seguirla – Solo escuchas esta clase de música? – preguntó ella en tono burlón mientras observaba los discos que estaban sobre una repisa.
_ Es buena música – se defendió Johnny tomando uno de ellos – Por ejemplo, esta canción es hermosa – indicó cerrando la radio para que la melodía empezara a sonar – Qué te parece?
_ No está mal – dijo Rose meneando la cabeza acercándose a él – No me digas que no bailas – ironizó en el momento en que Johnny puso un tanto de resistencia por dar dos pasos al compás de la canción.
_ Bailar en este momento sería como perder el tiempo, prefiero besarte antes de ello – susurró él cerca al oído de la joven quien tembló en una mezcla de emociones cuando el profesor tomó su mano para besarla profundamente. Rápidamente su piel se llenó de sensaciones nuevas, jamás antes vividas. Realmente se sintió flotar cuando las caricias empezaban a aflorar en el afán de conocer cada detalle en el cuerpo de ambos, de pronto, de forma imprevista, Johnny agachó la mirada como si la cordura hubiese retomado a él…
_ Qué sucede? – preguntó Rose confundida por la actitud.
_ No estoy seguro de esto – respondió Johnny recobrando el aliento luego de notar como es que sus pantalones querían explotar a causa de la presencia de la joven que no se apartaba de él – Tú, estás segura de esto? – inquirió levantando la mirada a la muchacha que sonrió levemente para responderle con un tierno beso en los labios, invitándolo nuevamente a las caricias que no tardaron en intensificarse provocando que las ropas se desvanecieran para que los cuerpos cayeran lentamente sobre la cama qu estaba a un par de pasos de ellos. Se fundieron durante cada segundo en aquella cama que fue cómplice y, en medio de la oscuridad que les sirvió de testigo – Te amo – susurró Johnny apartando el cabello del rostro de la muchacha, recorriendo suavemente con sus dedos los labios de esta – Estoy seguro que después de esto, no habrá mas prohibiciones para nosotros – añadió cayendo suavemente en el cuerpo desnudo de Rose – Mañana mismo hablaré con tu padre y…qué sucede? – preguntó al ver como una lágrima resbalaba en el rostro de la joven.
_No tienes idea de cuan feliz me haces – respondió Rose refugiándose en los brazos del profesor que sonrió levemente. Al cabo de unos minutos recordaron que hacía tres horas la muchacha debía de haber retornado a su casa. Al llegar, se encontraron con la muchacha de limpieza esperando en la entrada cansada ante la tardanza – Perdóname, se me hizo tarde – se excusó Rose mientras Johnny la observaba de lejos esperando a que la joven ingresara a su casa. Cuando así lo hizo, se marchó.

Mi profesor ~ Capítulo 44

Mi profesor 
_ Hasta hace una semana eras novia de Jorge – dijo Lorena desconcertada – Eso fue lo que me dijiste cuando hablamos.
_ Es que así es el amor: te llega cuando menos lo esperas – explicó la muchacha – Y pues, con Jorge ya terminé.
_ Pero, aún no nos has dicho quién es el otro muchacho – señaló la abuela sin cambiar su forma de mirar hacia su nieta.
_ No seas tan curiosa, abue – respondió Rose sonriendo – Solo espérate a que todo este listo en la relación y cuando sea el momento indicado te presentaré al galán, sí? Buenas noches – se despidió evitando con ello comentarios – Con permiso – añadió luego de besar la mejilla de la anciana.
_ Te vas a dormir, verdad? – preguntó esta última – Recuerda que el permiso del internado fue solo por hoy – indicó a lo que Rose asintió sonriendo a la vez que subía las escaleras hacia su habitación – Claro que no va ha dormir – murmuró la abuela y a ello, Lorena asintió sonriendo levemente. Conocían muy bien a la joven pues cuando esta entró a su habitación, tomó el teléfono para discar un número rápidamente…
_ Aló? Qué estabas haciendo amor? – preguntó Rose echándose en su cama mientras abrazaba su almohada.
_Pensando en ti – contestó Johnny que no pudo evitar sonreír al escuchar la voz de su alumna – Y tú? No deberías de estar en el internado? – cuestionó luego de verificar en su celular que la llamada era de la casa de la joven.
_ Pues sí pero mi hermana llegó de viaje y mi abuela pidió permiso y, así pude salir temprano – explicó – Oye, y luego, qué piensas hacer?
_ Seguir pensando en ti – respondió Johnny.
_ No seas gracioso – exclamó Rose riendo – Me refería a que podemos aprovechar que estoy fuera para vernos, qué te parece?
_ Que ya es algo tarde y dudo mucho que te dejen salir – indicó.
_ Tú solo ven por mí – dijo Rose – Lo del permiso corre por mi cuenta. Te espero, sí? Te amo – se despidió colgando rápidamente, de esa manera Johnny no colocaba objeciones. Habrían pasado cuarenta minutos cuando el motor de la motocicleta se escuchó fuera. La muchacha de limpieza le ayudó a Rose a burlar tanto a su padre como a su abuela y hermana que se encontraban en la sala de la casa. Ellos no le habían tomado importancia al ruido provocado por el vehículo de Johnny así que no fue difícil el que la muchacha se marchara con él en menos de tres minutos.
_ Por qué ese “vámonos rápido”? – preguntó Johnny mirando de reojo a Rose que se aferraba a su cintura – Saliste sin permiso, no?
_ Realmente debo contestarte eso? – rió la muchacha antes de besar dulcemente la mejilla del profesor que esbozó una sonrisa. Continuaron el camino hasta llegar a la cabaña de Johnny – Alguien estuvo aquí? – preguntó Rose al observar los dos vasos sobre la mesa del pequeño comedor.
_ No – respondió Johnny evitando la mirada de la muchacha que le restó importancia al asunto – Y bueno, qué quieres hacer? Tenemos solo dos horas – indicó.
_ Por ahora solo quiero abrazarte – dijo Rose – Estar a tu lado y esperar a que corra el tiempo – añadió aferrándose al cuerpo del profesor mientras este la rodeaba con sus brazos para depositar un beso en su frente – Qué es eso? – preguntó Rose al divisar una pequeña bolsa junto a un adorno en la ventana.

Mi profesor ~ Capítulo 43

Mi profesor 
_ Yo ya me iba – dijo Rose levantándose de la silla.
_ Y te vas sin contestarme qué estabas haciendo aquí? – cuestionó el director.
_ Estábamos dando por finalizada una consulta – intervino Johnny – Sabes que puedes confiar en mí cada vez que lo necesites – añadió dirigiéndose a Rose.
_ Gracias – respondió ella – Con permiso – se despidió cerrando la puerta a sus espaldas, dejando ver la mirada inquisidora del director.
_ Y…para qué me buscaba?
_ Solo vine a decirle que quien nada teme, nada esconde – contestó el director esbozando una sonrisa en sus labios – Procure no poner llave en la puerta, sí? – agregó sin borrar aquel gesto mientras Johnny palidecía al verlo marcharse. Al cabo de dos horas, el profesor abandonó al internado, regresando de esa manera a su cabaña donde tenía una visita imprevista…
_ Romina, qué haces aquí? – inquirió frunciendo al ceño pues aquella presencia no lo entusiasmaba en lo más mínimo.
_ Solo quería saber cómo estabas. Te he estado buscando durante una semana y nadie tenía noticias de ti – explicó a la vez que seguía a Johnny hasta su habitación donde dejaba su casaca y lentes – Dónde estabas?
_ Yo…no tengo por qué darte explicaciones – respondió con voz entrecortada tratando de ser lo más amable posible – Ya no somos nada, lo recuerdas?
_ Sí – contestó Romina – Pero me prometiste que nos trataríamos nuevamente.
_ Yo creo que lo mejor será que ya no nos veamos – interrumpió Johnny.
_ Pero por qué? – preguntó Romina mientras sus ojos se llenaban de lágrimas – Qué te hice Johnny? – inquirió sollozante, capturando con ello la atención del profesor – Qué te hice para que ya no me quieras? – continuó – Te di todo mi amor, te di mi cariño, te di mi compañía, te di todo lo que soy y luego, de la nada…me dejaste – dijo a duras penas pues las lágrimas que rodaban por sus mejillas le hacían dificultoso el proceso que conllevaba hablar – Así como yo no fuera nada, como si yo no tuviera valor y no es justo. No es justo, Johnny – enfatizó.
_ Romina – susurró él apenado por la escena – No es el momento – balbuceó agachando la mirada.
_ Y cuándo será el momento? Cuándo será el momento y lugar para decirte todo lo que he pasado sin ti? Te he extrañado mucho, siempre pienso en ti, en que quisiera estar contigo – murmuró acariciando las mejillas de Johnny – Te extraño mucho y…ya no puedo seguir así – añadió aprovechando la mirada triste de su acompañante para abrazarlo. Ante ello, Johnny colocó su mano sobre el cabello de Romina para acariciarla con el afán de que se calmara. Mientras tanto, en casa de Rose, se estaba llevando a cabo una cena entre tres mujeres muy especial a causa de la llegada de una de ellas. La hermana de Rose había regresado España luego de haber terminado sus estudios allá, había llegado sin anuncio previo así que ese era el motivo de la ausencia del padre de las muchachas…
_Así que te fuiste a estudiar y regresaste enamorada – decía Rose satirizando un comentario que su hermana acababa de hacer.
_ Yo creo que debes esperar a tener estabilidad profesional para pensar en esas cosas – intervino la abuela de ambas con aquella voz grave que la caracterizaba.
_ No he dicho que estoy enamorada – se defendió Lorena, la hermana de Rose – Puede que sí como también puede que no – añadió riendo.
_ Pero, no es cierto que estar enamorada es lo máximo? Te sientes como que flotando en las nubes y lo único que haces es pensar en él – indicó Rose con una amplia sonrisa.
_ Oye, oye – la interrumpió Lorena – Hablas con muchísimo entusiasmo y yo creí que ni siquiera te gustaba Jorge.
_ Lo que pasa es que – dijo Rose tomando su copa de vino – No es precisamente Jorge de quien estoy enamorada – indicó con sonrisa pícara antes de tomar un sorbo.
_ Y de quién entonces? – preguntó la abuela mirándola fijamente – Si se puede saber – añadió a lo que Rose empezó a toser.

Mi profesor ~ Capítulo 42

Mi profesor 
_ Está bien – dijo Diana – Pero, antes de irme quiero decirle de que a quien debería castigar es a Rose pues, creo que las relaciones amorosas entre un profesor y una alumna están prohibidas, no?
_ A qué te refieres? – cuestionó el director levantándose de su sillón.
_ A nada – respondió Emma nerviosa por la reacción del hombre.
_Tú, cállate –le ordenó Diana confiada pues el director prácticamente la había invitado a una corta conversación – Debería preguntarle a Johnny para saber a qué me refiero – indicó la muchacha sin que el hombre emitiera palabra alguna para interrumpirla – Solo eso puedo decirle – agregó saliendo de la habitación con una sonrisa triunfal en los labios.
Mientras tanto, Johnny se encontraba en su oficina sentado frente al computador acompañado de los trabajos que las muchachas le acababan de entregar. Un papel enrollado en forma de bola que aterrizó en su cabeza lo arrebató de la concentración…
_ Quién es? – preguntó él girando en la silla sin que escuchara respuesta alguna. Suspiro desconcertado y regresó a sus labores pero en ese mismo instante, otro papel cayó muy cerca de él – Quién está ahí? – cuestionó ya molesto a la vez que se inclinaba hacia la puerta.
_ Adivina – contestó Rose desde fuera. Johnnny rió a la vez que la invitó a pasar – Qué haces?
_ Revisando sus informes – contestó Johnny apartando el teclado para enfocar, en esta ocasión, su concentración en la muchacha que se había sentado frente a él – Sucede algo?
_ Sí – respondió Rose sonriendo – Tengo un problema, doctor.
_ Espero poder ayudarla – dijo Johnny fingiendo seriedad – Qué sucede?
_ Estoy locamente enamorada de mi profesor – susurró Rose mientras se acercaba un tanto a él.
_ Y cuál es el problema? Acaso ese hombre no es el indicado para usted?
_ Debe ser pero es algo pesado, odioso y…qué cree usted que piense de mí?
_ Que estás loca – contestó Johnny rápidamente a la vez que se levantaba de su asiento para seguir los pasos de la muchacha que había hecho lo mismo segundos antes – Rose – dijo él cerrando la puerta de la oficina con llave – Quiero hablar con tu padre. Esto de vernos a escondidas no puede seguir.
_ El jamás aceptará que estemos juntos – interrumpió Rose.
_ Pero debemos intentarlo – continuó él – Hagamos el intento. No quiero continuar con esto. Quiero poder salir a la calle tomado de tu mano sin el temor a que nos vean, comprendes?
_ Claro que te entiendo – respondió Rose rodeándolo con sus brazos para besarlo suavemente.
_ Johnny! – llamó el director desde fuera intentando abrir la puerta – Johnny! – insistió al darse cuenta de que estaba con llave.
_ Siéntate – le susurró Johnny a Rose – Disculpe – se excusó cuando abrió la puerta.
_ Polo – murmuró el director en tono irónico a la vez que observaba la mirada nerviosa de la muchacha – No se supone que deberías estar en clase? Qué estaban haciendo aquí?

Mi profesor ~ Capítulo 41

Mi profesor 
_ Claro que sí, aquí está – respondió Rose de forma cortés colocando un plato con sopa en cada una de las tres fuentes.
_ Dame agua – dijo Emma con el afán de fastidiar a Rose.
_ Cuál? – preguntó Rose observando los vasos.
_ La que tú quieras.
_ Toma.
_ Mejor no quiero.
_ Entonces, muérete de sed – contestó Rose sonriendo a la vez que observaba como el trío se dirigía su respectiva mesa.
_Bueno qué tengo algo en la cara? – cuestionó Diana fastidiada soltando con violencia la cuchara en la sopa – Esas taradas no han dejado de reírse durante todo el almuerzo – indicó refiriéndose a Rose y sus amigas que mantenían la mirada en ellas mientras murmuraban entre sí.
_ No les hagas caso – respondió Emma – Seguro están planeando algo – añadió y, tenía mucha razón pues para el momento en que entregaron los platos, el trío sentía como los párpados de sus ojos caían debilitados por el sueño. No tardaron mucho en dirigirse a su dormitorio sin tomar mucha importancia en ello y fue en el momento en que ellas empezaron a dormitar cuando Marta y Rose aprovecharon para entrar en su habitación sabiendo que no despertarían siquiera ante un estrepitoso ruido.
_ Cuánto tiempo crees que les dure las pastillas? – preguntó Marta empezando a buscar la cinta entre las pertenencias de Diana.
_ No tengo idea – contestó Rose – Solo apurémonos. No quiero estar aquí para cuando despierte – agregó cerrando el cajón del escritorio sin éxito alguno. Habrían pasado unos quince minutos cuando Rose acabó encontrando la cinta bajo la almohada de Diana – Aquí está – exclamó sacándola de allí para guardarla en su casaca.
_ Y ahora…- murmuró Marta acercándose a la cama de Diana – Esto es para que me recuerde – añadió abriendo una botella de whisky robada de la cocina para rociar parte de ella entre las sábanas de la muchacha. Luego mojó un tanto los labios de Diana con el licor y por último dejó la botella en la mano de esta.
Para la mañana siguiente, la coordinadora, al no encontrar a Diana ni sus compañeras en el aula de clases como las demás, de dispuso a subir a sus habitaciones para averiguar el motivo…
_ Qué hacen durmiendo aún? – gritó haciendo que estas se sobresalten en un solo movimiento – Leiva…-dijo frunciendo el ceño – Acaso estuviste bebiendo? – cuestionó a lo que Diana bajó la mirada encontrándose con la botella a unos escasos centímetros de ella – Estuvieron bebiendo todas? – gritó – A dirección, ahora mismo! – ordenó sin que las muchachas se opusieron. Claro que, antes de que Diana se levantara buscó la cinta bajo su almohada con el objetivo de entregárselo al director pero, como era de esperarse, no la encontró.
_ Le digo que no estuvimos bebiendo – se defendía Diana al igual que sus compañeras - Rose colocó esa botella en nuestra habitación.
_ Pues la evidencia dice lo contrario – respondió el director – Irán a la habitación de castigo durante una semana y…- hizo una pausa cuando la muchacha quiso interrumpir – No quiero escuchar nada más.
_ Está bien – dijo Diana – Pero, antes de irme quiero decirle de que a quien debería castigar es a Rose pues, creo que las relaciones amorosas entre un profesor y una alumna están prohibidas, no?
_ A qué te refieres? – cuestionó el director levantándose de su sillón.

Mi profesor ~ Capítulo 40

Mi profesor 
Cuando subió en él lo puso en marcha con el objetivo de fingir un atropello que acabaría por asustarlo a manera de venganza pero, lo único que consiguió es que Anna, al ver el peligro en que su novio se encontraba, se levantara ante la sorpresa de todos y corriera hacia él para empujarlo hacia la vereda.
_ Oye qué te pasa estúpida? Intentaste atropellar a mi hermano! – gritó Marta abalanzándose a Diana que descendía perpleja del auto luego de haber presenciado el inicio de la rehabilitación de Anna.
_ Déjala, Marta – la detuvo Deziré – Qué no ves que nuestra amiga pudo caminar? – exclamó entusiasta corriendo hacia Anna que estaba siendo ayudada a ponerse en pie por Orlando.
_ Viste? Pudiste caminar, amor; pudiste caminar – decía Orlando con una gran sonrisa en los labios – Felicitaciones! – la abrazó fuertemente mientras Johnny divisaba el tumulto a lo lejos sin lograr entender lo que sucedía.
_ Johnny – decía Rose caminando hacia él – Anna logró caminar, la viste? Se puso en pie y corrió hacia Orlando. Debiste haberla visto! – exclamó sin parar de sonreír al igual que el profesor – Cierto – murmuró – Hoy iré a tu casa, verdad?
_ Rose – interrumpió Jorge apareciendo súbitamente – Necesito hablar contigo, por favor.
_ Te dije que no quería que me buscaras. Vete de una vez, sí? – le pidió Rose mortificada por la presencia del muchacho.
_ Pero necesito hablar contigo – respondió Jorge en tono de súplica – Necesito que…Johnny, ayúdame. Solo tú puedes hacerla entender.
_ Rose debe tener sus motivos, yo no puedo intervenir – contestó Johnny guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón.
_ Bueno, de todas maneras te perseguiré durante todo el día Rose, no me importa a donde vayas pero, necesito hablar contigo.
_ Pero yo…
_ Chicos! – interrumpió Silvia de manera muy oportuna – Y Johnny – agregó sonriendo – Iremos a celebrar la recuperación de Anna y están todos invitados – les informó.
_ El profesor también? – cuestionó Jorge fingiendo una sonrisa.
_ Claro que sí – respondió Silvia – El ayudó mucho a Anna durante este tiempo – explicó – Contamos contigo, Johnny.
_ Estaré allí – respondió él cruzando los brazos.
_ Y tú – dijo Silvia dirigiéndose a Jorge – Tienes que ayudarme a coordinar algo – indicó tomándolo de la mano con el objetivo de dejar nuevamente a solas a la pareja.
_ Parece que hoy no podremos estar solos – susurró Johnny apenado – Te parece si quedamos para la otra semana? – preguntó a lo que Rose asintió esbozando una sonrisa – De igual forma pasaré por ti hoy para la “celebración”.Que te digan donde será, sí? Nos vemos – se despidió besando la mejilla de su alumna – Te amo – susurró él cerca de su oído procurando no ser visto por alguien ajeno a la conversación. Aquella misma tarde se reunieron en casa de Marta hasta altas horas de la noche. Los chicos se las ingeniaron para no ser oídos por Johnny en el momento en que planeaban como vengarse de Diana lo sucedido aquella misma tarde junto a su forma de martirizar a Anna.
Llegado el lunes las muchachas llevaron a cabo lo planeado. Afortunadamente, para ellas, Rose aún ayudaba en la cocina así que no fue difícil ejecutarlo.
_ Toma, toma – decía Marta entredientes acompañada de Silvia que caminaba nerviosa detrás de ella sin que las demás alumnas del comedor se dieran cuenta de que la primera le entregaba un envase de pastillas a Rose – Échale una a cada una – le indicó – Apúrate que allí vienen – la apuró cuando Diana entró en la habitación acompañada de sus dos amigas. Rápidamente Rose dio vueltas a la sopa con una cuchara para terminar de disolver las pastillas que había echado en ellas.
_ Hazte a un lado – le dijo Diana a Marta que retrocedió ocultando su sonrisa – Y tú apúrate que no tengo tiempo y tengo mucha hambre – añadió dirigiéndose a Rose.
_ Disculpa Diana es que no soy buena en esto – contestó Rose.
_ Bueno, qué? Ya no hay sopa? – cuestionó Diana.
_ Claro que sí, aquí está – respondió Rose de forma cortés colocando un plato con sopa en cada una de las tres fuentes.

Mi profesor ~ Capítulo 39

Mi profesor 
_ No! – detuvo Marta a Rose que hacía un ademán por seguir a la muchacha – Déjala, ya veremos como tomaremos esa cinta. Cuentas con nosotras – añadió tomando de los brazos a su amiga que continuaba con el rostro desencajado pues, por el momento, no tenían otra opción más que obedecer los pedidos de Diana – Además…lo que tienes que contarnos es cuando te hiciste novia de mi primito, cuando te besó, cuándo te acarició.
_ Sí! – exclamó Deziré entusiasta.
_ Cómo se te declaró? – preguntó Anna.
_ Ya! Tshh! – las calló Silvia – La están estresando con tanta pregunta – agregó mientras Rose sonreía.
_ Pero es que yo quiero saber cuándo la puso contra la pared! – exclamó Marta soltando una carcajada al igual que las demás.
_ Bueno, empezamos a salir hace poco y, no…no se me declaró, simplemente se dieron las cosas.
_ Qué te hizo? Te besó, te acarició? – interrumpió Marta.
_ Al principio quería negar que me gustaba – continuó Rose a pedido de sus amigas – Hasta inventé que no me gustaba y todo eso pero, luego no pude seguir mintiéndome porque estaba enamorada de él. No pude resistirme a tu primito, Marta! – exclamó Rose imitando la voz de su amiga que empezó a reír con las demás.
_ Es que eso viene de familia – respondió la muchacha sin dejar de reír para luego continuar la conversación con sus amigas. No pasó mucho rato cuando Anna se dispuso a regresar a su habitación pero, en el camino a ella dirigió su mirada al salón de danza donde hacía solo unos meses ella había sido la mejor alumna de aquel curso, provocando inclusive que la profesora la invitara a formar parte de su elenco pero todo esto se veía trunco con el recordar que se encontraba derrotada en aquella silla de ruedas que fue guiando hasta ingresar al salón. Al verse en el inmenso espejo la muchacha sintió la necesidad de hacer otro esfuerzo mas por ponerse en pie sin necesidad de ayuda pero, como en otras oportunidades, cayó al suelo sin evitar llorar desconsoladamente…
_ No, no, no – dijo Diana a la vez que entraba al salón sin dejar de reír – No me digas que querías bailar – continuó sin borrar aquel gesto de su rostro mientras tomaba la silla de ruedas.
_ Lárgate! Déjame sola! – gritó Anna sollozante cubriéndose el rostro con sus manos.
_ Es que, la verdad no te entiendo – respondió Diana – No vas a caminar, estarás postrada eternamente en esa silla, métetelo en la cabeza – añadió de forma burlona aumentando con ello la impotencia en Anna que intentaba en vano cubrir sus oídos para no escuchar mas a la muchacha que la rodeaba con aquella silla de ruedas como si la tratase de atropellar.
_ Qué haces idiota? – reclamó Rose irrumpiendo en el salón a lo que Diana giró soltando la silla – No la molestes mas, lárgate de aquí, lárgate! – le ordenó empujándola de manera agresiva hasta la salida para luego cerrar la puerta violentamente – Estás bien? – le preguntó a Anna pero ella solo atinó a llorar desconsoladamente. Aquella forma cruel de martirizar a su amiga había llegado demasiado lejos, le comentaron a Johnny lo sucedido al igual que a Orlando pero fue este último quien se aventuró a poner en su lugar a Diana. Fue el día de salida de las estudiantes cuando el muchacho estacionó su auto en la puerta principal, bajando de él estrepitosamente para dirigirse a Diana que se encontraba al frente del edificio con sus amigas. Al verlo, la joven sonrió recordando que alguna vez habían salido juntos…
_ No me toques – la empujó Orlando cuando esta intentó abrazarlo a manera de saludo – Solo vine a decirte, mas bien a prohibirte – enfatizó – Que te metas con Anna, ella es mi novia y no permitiré que ni tú ni nadie la lastime. Me entendiste? – acabó de decir el muchacho dando media vuelta sin notar que había humillado a Diana frente a sus compañeras y al grupo de Rose que presenciaba el espectáculo. La muchacha no lo pensó dos veces y de manera impulsiva corrió hacia el coche de Orlando que aún estaba encendido.

Mi profesor ~ Capítulo 38

Mi profesor 
_ Tú lo sabías – exclamó Marta susurrante espiando desde fuera junto a sus amigas – Lo sabías y por eso no querías que viniéramos – acusó ella a Silvia e inmediatamente las miradas inquisidoras se dirigieron a ella.
_ Pues sí, Rose me contó pero…dejemos eso de lado, acaso no es lindo que ella y tú sean casi primas? – cambió rápidamente el tema la muchacha.
_ Ay sí! – exclamó ella – Mi primito y Rose se quieren, se besaron, yo los vi! – murmuró sonriente a la vez que se asomaba nuevamente por la puerta junto a Deziré.
_ Qué están haciendo? – cuestionó el director parado detrás de ellas.
_ Es que … - respondió Anna nerviosa – Se me cayó el arete, y lo estamos buscando – explicó inclinándose al igual que las muchachas que continuaron con la mentira.
_ Pues quizás se te cayó dentro del salón – indicó el director haciendo un ademán de abrir del todo la puerta pero Marta lo detuvo.
_ Lo encontré! – exclamó parándose súbitamente con una piedra pequeña entre los dedos – Toma, Anna, tu arete – ironizó.
_ Bien – dijo el director – Tengan cuidado y, vayan a clases – añadió empezando a caminar rumbo al patio. Con aquel corto intercambio de palabras habían dado la alerta a la pareja que se encontraba dentro. Rose se había escondido tras la puerta aguardando por lo peor pero afortunadamente, esto nunca llegó.
_ Debemos tener un poco más de cuidado – susurró Johnny acercándose a quien Rose quien asintió – Lo mejor será que nos veamos en otra parte. Te invito este sábado a mi casa y pasamos todo el día juntos, qué te parece?
_ Una excelente idea, profesor – contestó Rose con una gran sonrisa en los labios. Se quedaron juntos durante un par de minutos más y luego de ello la muchacha regresó con sus amigas. Llegada la noche, una silueta podía distinguirse en medio de la oscuridad. Se trataba de Diana que sigilosamente se escabullía en los pasillos para llegar hasta el salón de danza cerrando la puerta de este a sus espaldas…
_ A ver qué sorpresita me habrás dejado, Martita? Cómo te habrás portado? – murmuraba la muchacha para sí en lo que sacaba la filmadora de su escondite – No…puede…ser – musitó Diana al empezar a ver la cinta – Ves? Lo sabía, lo sabía idiota! Sabía que estabas con Johnny! – fue lo último que dijo en aquel salón pues inmediatamente salió de él esperando que llegara la mañana para encontrarse con el grupo de Rose en el jardín del internado – Con ustedes quería hablar – indicó deteniéndose detrás de Silvia jugueteando con la filmadora que traía en sus manos – Tienen que hacer el trabajo de Literatura por mí y, es para mañana – enfatizó.
_ Tendríamos que estar locas para acatar una orden tuya, Diana – ironizó Silvia dándola la espalda a la muchacha que sonrió de manera burlona a la vez que se paraba frente al grupo.
_ Qué es lo que quieres? – preguntó Anna ya cansada de su presencia.
_ Que vean esto – contestó ella mostrándole la pequeña filmadora en la que empezaba a correr la cinta del encuentro profesor-alumna sucedido un día antes – Reconoces a la idiota de la cinta, no Rose? – preguntó riendo al ver la palidez en el rostro de esta última.
_ Si haces algo, sacaran del internado a Johnny…- dijo Deziré en tono de voz suplicante.
_ Lo dices como si me importara y la verdad es que, no me importa nada – respondió Diana – Ahora, quiero ese trabajo para mañana a primera hora sí, niñas? O el caset irá a parar al despacho del director. Dudo mucho que quieras eso, no Rose? – dijo antes de dar media vuelta.

Mi profesor ~ Capítulo 37

Mi profesor 
Rápidamente el profesor salió tras de la muchacha sabiendo que lo que ella buscaba era salir sin acercarse a la oficina del director a pedir permiso. De igual manera se lo hubieran negado. Johnny la detuvo en diversas oportunidades durante el camino pero finalmente la muchacha acabó por convencerlo de que la ayudara a saltar la reja trasera del edificio. La muchacha caminó presurosa hasta subir a un taxi que esperaba algún pasajero del lugar. Tardaron media hora en llegar a la ciudad, exactamente a la universidad donde Jorge y los demás chicos estudiaban. De lo que Rose no tenía conocimiento era de que quien hasta el momento era su novio se había pasado la última semana coqueteando con una joven que había conocido en una de sus clases.
_ Hola Rose! – le saludó Orlando acercándose a ella para besar su mejilla – Estás buscando a Jorge? Está dentro del salón aún – indicó el muchacho con una gran sonrisa en los labios.
_ Gracias – respondió Rose – Luego hablamos, sí? – se despidió presurosa sin notar la extrañeza que se dibujó en el rostro de su amigo ante su actitud nerviosa. Rose entró al salón aún sin saber exactamente qué decir pero, la respuesta la encontró frente a sus ojos. Jorge estaba dentro del salón tal como Orlando se lo había dicho pero, estaba acompañado, de la muchacha mencionada líneas anteriores con la que se…estaba besando.
_ Rose – balbuceó Jorge apartándose de la joven al sentir la presencia de su novia – Esto no es…Rose! – gritó cuando la muchacha dio media vuelta para salir del aula – Rose! – seguía llamándola él al salir al pasillo en medio de la miradas de quienes los rodeaban – Rose, no es…te juro que no es lo que imaginas – dijo él agitado.
_ En realidad, no me importa…
_ A la única que quiero es a ti – interrumpió Jorge – Es mas, te había comprado esto – añadió sacando de su bolsillo un anillo que esperaba colocar en el dedo de la muchacha pero esta retiró rápidamente su mano.
_ No lo aceptaré – respondió de forma cortante – Yo venía a terminar contigo. Antes no estaba segura pero, ahora sí. Por favor, no me busques, ni me llames. Evitémonos peleas – concluyó sin que Jorge la detuviese. Sabía que no tenía la explicación correcta para lo que la muchacha había visto hacía unos minutos. Afortunadamente, para Rose, el taxi que la había llevado hasta la universidad pudo regresarla al internado donde canceló el servicio para luego saltar la misma reja. Johnny ya no se encontraba allí pero, se encontró con Marta y Silvia en el camino…
_ Vieron a Johnny?
_ Sí – respondió Silvia pues Marta se encontraba mas atenta a la conversación de Diana y Emma – Está en el salón de danza – señaló. Rose asintió sonriendo antes de salir corriendo hacia el aula donde se encontraba Johnny pero, por qué es que estaba tan atenta Marta? …Diana había estado hablando en tono muy alto con el objetivo de ser escuchada por ella. Ella enfatizaba que en el salón de danza había dejado una botella de Whisky para un “festejo” nocturno. Sabía que Marta sentía cierta predilección hacia aquel licor y aquello sería aprovechado para expulsarla del internado pues, cuando la muchacha entrara a esa aula estaría siendo filmada por una videocámara que Diana había instalado cuatro horas antes y que se encontraba escondida. Solo era cuestión de esperar, por lo menos para esta última.
_ Qué haces aquí? – preguntó Rose entrando al salón de danza donde Johnny estaba buscando un disco que le había prestado a la profesora de aquel curso – Acaso intentas bailar? – cuestionó en tono burlón.
_ No tenía con quien hacerlo pero...ya que estás aquí – respondió él acercándose a la muchacha para rodearla con sus brazos – Por qué demoraste tanto? Me dejaste abandonado mucho tiempo.
_ Es que, tenía que hacer algo muy importante – enfatizó Rose sonriendo – Terminar con Jorge para estar solamente contigo y, así es…Ya podemos estar juntos – añadió sin esperar respuesta del profesor pues posó sus labios sobre los de él sin que este se opusiera. Claro que, ninguno sabía que estaban siendo filmados.

Mi profesor ~ Capítulo 36

Mi profesor 
_ No, no – respondió Romina con delicadeza – Yo ya me voy, no quiero interrumpir a Johnny en su trabajo – añadió abrazando el rostro del profesor con sus manos para besar suavemente su mejilla durante largos segundos – Nos vemos. Con permiso, Rose – se despidió pasando junto a ella con una sonrisa fingida.
_ Lo que acabas de ver no era…
_ No me importa – interrumpió Rose – Lo único que vine a decirte es que…anoche Anna intentó suicidarse – concluyó la muchacha consternada por lo sucedido. Johnny quedó perplejo por lo recién oído y, luego de un largo momento en silencio se dirigió a la habitación de la muchacha que se mostró dolida ante su propia situación…
_ Qué sucedió, Anna? – preguntó Johnny sentándose junto a ella a la vez que sujetaba su mano.
_ Que no te das cuenta? Yo ya no puedo hacer nada, me tienen que ayudar a bajar las escaleras, acostarme, levantarme…me ayudan a hacer todo! – gritó presa de la impotencia – No valgo nada – continuó sollozante – Yo ya no quiero vivir.
_ No pretendo minimizar lo que te sucede pero recuerda que no solo eres un cuerpo, por qué no tratas rescatar a esa Anna dentro de ti? A esa Anna que es capaz de hacer muchas cosas.
_ Como qué? – cuestionó ella.
_ Como escribir, pintar…
_ Lo que yo quería era bailar! – interrumpió la muchacha – Y ya no puedo hacer eso.
_ No puedes asegurarlo si no intentas la rehabilitación.
_ Que fácil es decirlo! – exclamó Anna en tono irónico.
_ Anna, tú crees que eres la primera persona a la que le sucede algo así? A muchos les ha sucedido, lo han intentado y lo han logrado, por qué tú no? Elige ser feliz a pesar de las circunstancias. Eso solo depende de ti, sí? – dijo él limpiando las lágrimas de la muchacha – A ver, una sonrisa para el profesor – bromeó a lo que la muchacha sonrió inclinándose para abrazar al profesor que respondió de la misma manera. Minutos después este salía de la habitación de la joven para dirigirse al aula donde iniciaba la clase con media hora de retrazo. Al culminar, le pidió a Rose que le ayudara con los trabajos que las chicas le habían entregado, ella aceptó pues sabía que debían conversar…
_ Quería decirte que – empezó a hablar Johnny cerrando la puerta de su oficina mientras Rose dejaba los trabajos sobre la mesa – Lo que viste esta mañana con Romina…no fue nada malo, ella solo vino a conversar conmigo y…
_ Está bien – le interrumpió Rose esbozando una sonrisa – No tienes que darme explicaciones. Confío en ti.
_ Nada mas? No habrá quejas o algo por el estilo? – preguntó extrañado.
_ Ahora estás conmigo – respondió la muchacha – Ya no con Romina pero…-Rose hizo una pausa al ver la expresión en el rostro del profesor – Eso no es todo, verdad? Qué sucede, Johnny?
_ Rose, tú realmente me quieres?
_ Claro que sí – contestó la muchacha caminando hacia él para abrazarlo – Cómo me preguntas eso?
_ A ver, Rose – continuó Johnny apartándose de ella – Ya terminaste con Jorge? – preguntó a lo que la muchacha quedó en silencio – Yo quiero que seas mía, solo para mí – enfatizó – Quiero que todos sepan que estamos juntos. Ya no me importa nada, solo tú – concluyó abrazando las manos de la alumna quien no dudó en besarlo – A dónde vas? – preguntó cuando Rose se apartó abruptamente de él para dirigirse a la salida.
_ A terminar con Jorge – respondió antes de cerrar la puerta a sus espaldas.

Mi profesor ~ Capítulo 35

Mi profesor 
_ Le aconsejo que no haga eso. Ni usted ni yo debemos intervenir. Además, primero debemos saber qué es lo que ella hizo..
_ No hay justificación para esto – interrumpió Johnny – Qué no ve en qué condiciones está Marta?
_ Deje de cuestionarme, profesor y le prohíbo terminantemente que intervenga en este problema, me entendió? – respondió el director – Me entendió? – repitió de forma enérgica pero Johnny no contestó. El director miró a Marta, sonrió al ver el cabello que Rose trataba de emparejar en vano y luego se retiró.
_ Le harás caso? – le preguntó Rose a Johnny.
_ Claro que no – respondió él – Ven, vámonos Marta – le dijo sujetando de la mano a la muchacha que sonrió aún sin saber en qué estaba pensando su primo. Ambos salieron corrieron sin escuchar los gritos del director para que se detuvieras, subieron a la motocicleta estacionada en la entrada del internado y salieron de él rumbo al salón de belleza más cercano donde una amable mujer se encargó de cortar el cabello de Marta de forma rápida, quedando mucho más hermosa que semanas antes, borrándole aquella marca de tristeza para sustituirla por una amplia sonrisa.
Mientras tanto, en el internado las chicas estaban preocupadas pues empezaba a oscurecer y no había señal alguna de Marta, peor aún que en el descuido por imaginar el paradero de su compañera, Anna desapareció también. Rose decidió salir a buscar a esta última encontrándose con una angustiante escena: Anna permanecía con la mirada fija al agua en la piscina que parecía invitarle a zambullirse en ella, sumergiéndose hasta el más profundo rincón en ella con el propósito de no salir más. Sin pensarlo dos veces, la muchacha avanzó hasta el borde de la piscina y en un solo movimiento se lanzó en ella a sabiendas que las piernas no le responderían.
_ Anna! – gritó Rose sintiendo como las palabras se ahogaban en su garganta – Anna! – repitió lanzándose al agua para sacarla de allí mientras su amiga trataba de soltarse.
_ Déjame! Déjame! Por qué me sacaste? Quiero morirme! Déjame morir! – gritaba Anna sin dejar de llorar. Luego de ello, ambas quedaron en silencio, era el momento indicado para que un abrazo dijera más que mil palabras. Rose lloró al igual que su amiga pero, siempre en silencio. Cuando por fin se había calmado, ayudó a Anna a retornar a su silla y luego de limpiar su rostro la llevó hasta su habitación, la acostó sobre la cama y se sentó frente a ella para esperar a que durmiera. Para cuando regresó a su habitación ya Marta había regresado pero todas se encontraban durmiendo.
A la mañana siguiente, Romina llegó muy temprano hasta la oficina de Johnny…
_ Qué haces aquí? – preguntó él fríamente.
_ Quería decirte que todo fue culpa mía, que te terminé hostigando a causa de mis celos – contestó ella acercándose a él arrepentida – No te pido que regresemos, solo quiero que seamos amigos nuevamente y si luego decides que no quieres nada conmigo, está bien. Aceptaré tu decisión.
_ No piensas reclamarme?
_ Claro que no, solo quiero otra oportunidad – contestó Romina – Es mas, te invito a cenar a mi casa!
_ No lo sé, Romina – titubeó Johnny.
_ Por favor, Johnny – interrumpió ella acariciando su rostro – Te repito que es sin ningún compromiso – agregó tomando su mano. En aquel mismo instante, Rose irrumpió en la oficina deteniéndose abruptamente al ver lo junto que ambos se encontraban…
_ Perdón que interrumpa pero es algo muy importante – se excusó Rose claramente fastidiada.

Mi profesor ~ Capítulo 34

Mi profesor 
_ Que sincero – respondió la muchacha – Pero, propuesta aceptada – exclamó acercándose al muchacho para depositar un tierno beso en sus labios pero, en aquel instante, la puerta de la casa se abrió violentamente dejando salir a la madre de los jóvenes que la jaló de un solo movimiento a ella.
_ Quién es este adefesio? – gritó la mujer juzgando la ropa que el muchacho vestía.
_ Ningún adefesio, señora – contestó él – Mi nombre es Daniel.
_ A mí no me importa cómo te llames. Aléjate de mi hija o llamo a la policía.
_ Ya por favor, mamá – le rogaba Marta.
_ Eres una cualquiera – le gritó volviéndose a ella – Mira que besuquearte con esto! Y esos cabellos? Qué demonios te hiciste?
_ Ya cálmate mamá, por favor – intervino Orlando.
_ Tú cállate – le ordenó – Te ordené que cuidarás a tu hermana y mira como la traes! Con este tipejo y con esos cabellos pintados como una mujerzuela! Seguro este adefesio la obligó a hacerlo! Y sabes qué? Vamos adentro – gritó sujetando el brazo de su hija.
_ Me estás lastimando, mamá – se quejó Marta llorando por la vergüenza.
_ Mira Marta, mientras vivas en mi casa, las reglas las pongo yo! – enfatizó la mujer empujando a la muchacha dentro de la casa.
_ Perdón Daniel, no sé qué decirte – se excusaba Orlando apenado.
_ Tú también Orlando, entra! – gritó empujando al joven de la misma manera como lo había hecho con su hija – Y usted, largo de aquí! – le ordenó a Daniel entrando nuevamente a la casa donde les exigió a sus hijos que entraran a sus habitaciones. No quería oírlos.
A la mañana siguiente, Marta se despertó a causa de un rechinido cerca de sus oídos. Cuando abrió los ojos, se encontró con que su madre le estaba cortando el cabello.
_ No! Qué haces? Qué estás haciendo? – gritó Marta espantada a la vez que corría al espejo para ver como su hermoso cabello largo había desaparecido para darle lugar a un corte amorfo que simulaba al de un hombre – Cómo pudiste haberme hecho esto? Cómo pudiste pudiste? – cuestionaba la muchacha llorando amargamente.
_ Eso es para que aprendas a comportarte – contestó la madre de forma natural.
_ Esto se me quitaba con una lavada, mamá. No había necesidad de esto – sollozaba Marta.
_ Pues que pena, yo no lo sabía – dijo la mujer saliendo de la habitación con una sonrisa en el rostro. Marta dirigió una vez mas la mirada al espejo rogando de que se tratara de una pesadilla. No podía comprender como es que su madre podría tratarla de aquella manera. Desvió la vista al reloj sabiendo que llegaría tarde a la escuela así que luego de cambiarse, trató de disimular lo hecho en su cabello con un sombrero sin saber que aquello no le duraría mucho pues al entrar a su salón, se encontró con que el director estaba allí.
_ Hazme el favor de quitarte ese sombrero. Sabes que no están permitidas esas cosas – le pidió el director en tono amable luego de que ella se había sentado pero, Marta se negó de forma rotunda y nerviosa – Marta Capdevila, te dije que te la quitaras! – gritó arrancándole el sombrero a lo que las chicas rieron bajo la dirección de Diana que fue la primera en burlarse al igual que el propio director. Marta no pudo con la vergüenza y mucho menos con los comentarios así que salió corriendo siendo perseguida por Rose y Silvia a pesar de que el director les pidió que se quedaran en el aula. Silvia buscó a Johnny mientras Rose alcanzaba a Marta en los baños donde esta le contó lo sucedido en medio de lágrimas. El profesor no tardó mucho en llegar al igual que el director.
_ Tu madre no puede hacerte esto – dijo Johnny – Quieres que hable con ella? – le preguntó acariciando el rostro de su prima.

Mi profesor ~ Capítulo 33

Mi profesor 
_ No gracias. En realidad, voy a regresar al hotel porque ya me dio frío – respondió levantándose – Gracias por todo, Johnny – dijo para luego volverse a Silvia – Me acompañas?
_ Claro – respondió Silvia empezando a caminar.
_ Me puedes explicar qué debe hacer para que mi novia me trate mejor. Tú eres psicólogo no?
_ Pues sí – contestó Johnny – Pero, en estos casos no soy buen consejero – explicó – Nos vemos – se despidió caminando presuroso para alcanzar al grupo de Marta que ya estaban en la orilla. Aquellos instantes en que Rose retornó al hotel fueron aprovechados por ella para contarle a Silvia lo que acababa de suceder con Johnny. La muchacha no podía dejar de saltar de la emoción aunque, en el fondo sentía algo de pena por Jorge pero, quedaba desplazado por la alegría de ver a su amiga tan feliz. Pasaron las horas y durante todo aquel tiempo Rose evitó si quiera cruzar palabra con Jorge, Silvia la ayudaba a escabullirse de él y encontrarse con Johnny en cualquier parte del hotel donde pudieran estar solos y tranquilos. Lo mismo fue la mañana siguiente con la diferencia de que, aquel era el último día en Ibiza. Los muchachos ya habían guardado las maletas en su auto mientras a las chicas les esperaba el taxi para llevarlas al aeropuerto. Rose y Johnny aprovecharon aquellos cortos minutos para despedirse en la puerta del hotel donde permanecieron durante largo tiempo abrazados y besándose en repetidas oportunidades por temor a que un momento así no se repitiese.
_ Rose! – gritó Marta, como de costumbre, saliendo por la puerta principal en compañía de Jorge. Rápidamente ambos se separaron – Qué hacen? Qué haces aquí con mi primito? – preguntó ella en tono pícaro.
_ Le estaba pidiendo que me enseñara a conducir la moto.
_ Yo puedo enseñarte – se ofreció Jorge pero Rose fingió no oírlo. De todas maneras el muchacho se colocó en medio de la pareja como si tratara de proteger lo que ya había perdido – Creo que nadie mejor que tu novio para enseñarte, no?
_ Ya cálmate, sí? – le pidió Rose.
_ Que me calme por qué? – replicó el muchacho.
_ Que ya te calmes! – le gritó Orlando parado detrás de ellos fastidiado por la actitud de su amigo para con su primo.
_ Además, no tienes porque molestarte. Rose se ha portado muy bien conmigo durante estos días – dijo Johnny – Muy bien – enfatizó a lo que la muchacha sonrió y, en aquel momento, Rose reparó en el cabello de Marta.
_ Qué te hiciste? – preguntó riendo.
_ No te gusta? – respondió Marta – Son unas mechitas de colores que se quitan con el agua aunque no quiera – indicó mostrando la pintura azul en su cabello.
_Déjenla, está medio loquita – bromeó Orlando.
_ Mañana regresamos al internado así que déjame disfrutar lo poco que me queda – contestó Marta.
_ Bueno, nos vamos? – preguntó Jorge señalando los autos.
_ Sí – respondió Rose – Adiós, Johnny – se despidió ella al igual que Marta del profesor. Pasó junto a Jorge sin siquiera dirigirle la mirada y a través de la ventana del auto agitó su mano a Orlando que se despidió de la misma manera.
Las muchachas llegaron dos horas antes a la ciudad, tomando en cuenta que habían salido dos horas antes de lo planeado al aeropuerto para esperar su vuelo así que, Marta se vio en la obligación de esperar a su hermano en la puerta de la casa para no tener que aguantar sola los reclamos de su madre. Luego de aquel tiempo, Orlando llegó en el auto acompañado de Daniel a lo que la muchacha sonrió abalanzándose a este cuando bajó…
_ No me dejó llevarlo a su casa así que aquí se despide – explicó Orlando descendiendo del vehículo.
_ Quería despedirme nuevamente de ti – dijo Daniel esbozando una sonrisa.

Gracias por leer...

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