Mi profesor ♥ |
_ Rose! – gritó Marta sentada en las gradas de la puerta principal en compañía de las demás amigas de ella – La borra… - bajó el tono de su voz hasta quedar en silencio luego de encontrarse con la mirada penetrante del padre de ella – Señor Polo, cómo está? – saludó con una gran sonrisa en los labios. Frente a ello el hombre no tuvo más opción que sonreír de la misma manera, además, Marta era la hija de su mejor amigo – Linda corbata – lo aduló.
_ Gracias Marta – respondió él asintiendo a la vez que se volvía a su hija – Nada de estupideces este año, me entendiste Rose? – dijo de forma enérgica y luego de que ella contestó con un gesto de fastidio, asintió – Con permiso – se despidió subiendo al auto mientras el chofer le abría la puerta.
_ Pensé que jamás se largaría – murmuró Rose fastidiada luego de que el auto había cruzado la puerta de salida.
_ No llega verdad? – preguntó Marta cuando vio que a lo lejos del jardín Silvia llegaba corriendo para detenerse junto a ellas – Silvia! – gritó cuando la muchacha quedó callada tratando de recuperar el aliento.
_ No – contestó la muchacha con una radiante sonrisa de satisfacción – Oye, tú sabes por qué la sacaron?
_ La encontraron nuevamente borracha en su oficina – respondió Marta agregando a ello una carcajada – Igual eso no era novedad pero parece que ya colmó la paciencia del viejo este – agregó refiriéndose al director del internado que las sorprendió apareciendo desde una de las ventanas del segundo piso.
_ Capdevila! – gritó el hombre cuyo mentón parecía tapar los rayos solares – Te acabo de oír! – volvió a gritar cuando la muchacha estuvo a punto de excusarse – Vayan a su salón ahora mismo! Y a ti Polo…no quiero saber nada de ti por lo menos hoy!
_ No quiero saber nada de ti por lo menos hoy – remedó Rose a lo que sus amigas rieron dándole la espalda al director que no parecía muy contento. Caminaron hasta los dormitorios para dejar las pertenencias de Rose en el cuarto que compartían y luego se dirigieron al aula donde no fueron exactamente bienvenidas.
_ Apareció el trío de taradas – exclamó Diana sentada en una de las carpetas del fondo.
_ Por favor Diana – dijo Rose en tono cansado – Basta con eso, te he dicho mil y un veces que no quiero nada con Santiago – hacía dos semanas que un incidente había terminado por arruinar una fiesta donde los malentendidos orillaron a Diana por terminar detestando a Rose, quien hasta ese momento había sido su amiga.
_ Eso dices ahora pero bien que te pasaste de lanzada – replicó la muchacha de cabellos rizados, ojos inmensos y labios carnosos, adornados por un lunar junto a ellos.
Como les prometí, hoy capítulo nuevo. Que lo disfruten!
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