El amigo de mi hermano ~ Capítulo 11

El amigo de mi hermano ♥

_ A qué te refieres? – preguntó Johnny y fue en ese momento cuando ella entendió que su comentario estaba fuera de lugar.
_ A nada – intervine tratando de salvar la situación. Johnny asintió nada convencido y luego de apagar el cigarrillo colocó su mano sobre mi hombro.
_ Me despides de tu hermano, debo marcharme – me dijo bajando el par de escalones a la calle. Sentí como las esperanzas se marchaban con cada paso de él y ahogando las lágrimas, giré hacia Anna para evitar mirarlo. Traté de engañarla con una sonrisa pero, a pesar de los años, ella me conocía bien.
_ Quieres que me quede a dormir? – preguntó con voz dulce. No necesitaba respuesta pues realmente requería de una compañía en aquel momento. Entramos y luego de comunicar la ida de Johnny, Silvia, Anna y yo subimos a mi habitación para que ellas llamaran a sus padres. Afortunadamente Karen ya había despertado y no había necesidad de aventarla por las escaleras. No sé si luego de que ella bajó continuaron con la reunión o se marcharon pues, en aquel momento estaba más interesada en que mis amigas me enfriaran la cabeza con respecto a Johnny.
_ Repítanme una vez mas por qué debo olvidar a ese tarado – les pedí caminando alrededor de la habitación, sin sentido y sin ganas de detenerme.
_ Es amigo de tu hermano – dijo Silvia – Un poco inseguro, fuma demasiado…
_ Pero eso lo hace sexy – interrumpió Anna.
_ Sí, te has dado cuenta cómo hace los labios cada vez que bota el humo?
_ Dan ganas de estamparle un beso…
_ Hey! – exclamé mirándolas irritada –Se trata de que me olvide de él.
_ Lo siento – se excusó Silvia caminando hacia mí para rodearme con un brazo – Pero, no te preocupes…mañana empiezas a trabajar, estarás ocupada y seguro con eso bastará – indicó pero, no fue así. Durante las ocho horas de aquellas dos semanas que estuve sirviendo café, atendiendo mesas y escribiendo los pedidos no hice más que imaginarlo.
_ Disculpa – ese era mi nuevo nombre, podía oírlo en los labios de cada persona que cruzaban la puerta del café cuando necesitaban algo de mí – Me traerías café con leche por favor? – me preguntó el muchacho de cabello rizado, tez blanca y ojos negros como el carbón. Yo asentí tomando el pedido pero cuando me di vuelta, lo siguiente que dijo me detuvo – Rose! – exclamó. Me volví a él en una mezcla de sorpresa e incertidumbre pues el muchacho que tenía al frente era desconocido para mí.
_ No me recuerdas? Estudiamos juntos, el cuarto año – decía entusiasta parándose de la silla – El niño regordete y con frenillos que se sentaba tras de ti – agregó e inmediatamente aquel recuerdo acudió a mi mente.
_Dios! Cómo has estado? – pregunté abrazándolo al ver que Daniel estaba por hacer lo mismo – Estás tan distinto.
_ Tú estás hermosa – dijo en el momento en que nos apartamos observando el reloj sobre la puerta – Sales en veinte minutos, te espero, te invito a cenar – asentí pues no podía negarme. Los minutos se pasaron volando y sin darme cuenta me encontraba cruzando la puerta de salida acompañada de Daniel con una gran sonrisa, solo al observar quien estaba parado fuera esta se desvaneció.
_ Qué haces aquí? – pregunté incrédula.
_ Vine a tomar un café – contestó Johnny señalando la puerta que acababa de cerrar.
_ Como verás, ya cerramos – indiqué.
_ Ya veo – murmuró observando a Daniel – Vas a tu casa? Te acompaño, necesito hablar con Julian.
_ No, saldré con Daniel – respondí – Pero ya que vas a mi casa te agradecería que les comuniques que llegaré un tanto fuera de la hora. Gracias Johnny, con permiso – me despedí dejando al amigo de mi hermano prácticamente boquiabierto.